La economía como fuente informativa no tiene que ser una “isla para expertos” y con términos como si fueran “jeroglíficos fenicios”. Los ciudadanos de todas las clases sociales desde que nos levantamos hasta que cerramos el día con compras en una panadería o en una farmacia, nos repetimos una y otra vez ¡esta inflación nos tiene acorralados! ¡Cónchale el dinero se me va de las manos como agua y sal!. Nos importa un carrizo las cifras macro-económicas de los sectores oficiales, porque nadie sabe más de economía y de presupuestos que la ama de casa que tiene que luchar como la mejor experta de finanzas para hacer milagros con el minusválido presupuesto.
Los que vamos todos los días al mercado, a la farmacia, nos montamos en un transporte colectivo y pagamos los inflados servicios públicos y las súper abusadoras tarifas de los teléfonos celulares, nos da igual lo que diga el BCV o algún ministerio del sector económico. La verdadera realidad económica es la que tenemos frente a frente, por lo menos para los que somos asalariados.
Y los profesionales universitarios que trabajan para el Estado (que no sea PDVSA, SENIAT, TSJ, BCV y otros parecidos) no tienen la más mínima posibilidad de comprar vivienda ni el carro más barato del mercado. Y si es del sector privado, en donde no tengan planes de créditos para viviendas y compra de carros con bajos intereses, y paquetes de beneficios socio-económicos como los organismos “privilegiados” del Gobierno, es el mismo panorama incierto para los que viven de un quince y un último.
El jueves 23 de abril 2009, asistimos a un Seminario de las Perspectivas Económicas de la Industria Automotor y Periodismo Automotor, realizado en el Hotel Gran Meliá Caracas, y en verdad que me sentí reconciliada como periodista con la fuente económica y el sector automotriz que resultó más interesante de lo que me imaginé. A partir de este domingo 26 de abril, voy a transitar sin complejos (no soy ninguna experta) los acontecimientos económicos y del sector automotriz tanto en Venezuela como en el ámbito internacional, pero desde un ángulo sencillo y ágil.
Los que vamos todos los días al mercado, a la farmacia, nos montamos en un transporte colectivo y pagamos los inflados servicios públicos y las súper abusadoras tarifas de los teléfonos celulares, nos da igual lo que diga el BCV o algún ministerio del sector económico. La verdadera realidad económica es la que tenemos frente a frente, por lo menos para los que somos asalariados.
Y los profesionales universitarios que trabajan para el Estado (que no sea PDVSA, SENIAT, TSJ, BCV y otros parecidos) no tienen la más mínima posibilidad de comprar vivienda ni el carro más barato del mercado. Y si es del sector privado, en donde no tengan planes de créditos para viviendas y compra de carros con bajos intereses, y paquetes de beneficios socio-económicos como los organismos “privilegiados” del Gobierno, es el mismo panorama incierto para los que viven de un quince y un último.
El jueves 23 de abril 2009, asistimos a un Seminario de las Perspectivas Económicas de la Industria Automotor y Periodismo Automotor, realizado en el Hotel Gran Meliá Caracas, y en verdad que me sentí reconciliada como periodista con la fuente económica y el sector automotriz que resultó más interesante de lo que me imaginé. A partir de este domingo 26 de abril, voy a transitar sin complejos (no soy ninguna experta) los acontecimientos económicos y del sector automotriz tanto en Venezuela como en el ámbito internacional, pero desde un ángulo sencillo y ágil.
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